Abril en Sevilla es un delirio de azahar, farolillos, incienso, lunares, oro, luz, sangre, manzanilla, terciopelo, fuego, sones de guitarra, capirotes y un continuo fluir de volantes. Es reclamo de espiritualidad frente a formas concupiscibles. El lado sensible del yo, frente a la fe, haciéndose de razón en ese crisol de ilusiones emergentes. Es ese paso de cronos, empapado de tradición que se eleva a la modernidad con el empuje siempre constante, pesado y cíclico del tic tac del reloj.
Artistas como Andy Warhol, Roy Lichtenstein, Keit Haring, Hamilton o los nacionales como Antonio de Felipe, Costus, Equipo Crónica o Eduardo Arroyo, sirven de pretexto para recrear con sus lenguajes con iconografía y simbología de Sevilla y sus fiestas, una celebración en clave pop del Típico y el Tópico, de la imagen de una ciudad llena de dicotomías y contraste, con una potente imagen proyectada al exterior.
Un recorrido por la historia del arte, esta vez con una nueva estética festiva sevillana, Capirotes, Lunares, Manzanilla, o tatuajes se interrelacionan con los personajes y escenas de las obras que la historia del arte nos ha aportado.
La realidad, siempre supera a la ficción", sobre fotos reales encontradas en redes sociales, de nazarenos haciéndose selfies sobre espejos, tal que si de narciso se tratase, se compone esta serie donde autofotos o llamadas in extreamin protagonizan estas peculiares imágenes pictóricas, marcadas por el halo de veracidad de la propia imagen extraída de la ciber-realidad.
Serie de corte figurativo e irónico, donde sobre fondos de soporte en crudo se representan botes se óleo, pintados con técnica acrílica, visibilizando, el erróneo concepto de que la pintura de “valor”, la “buena” es la realizada con óleo, obviando que el avance técnico nos ofrece multitud de materiales de mejor o igual calidad sin defenestrar el resultado de la obra
El envoltorio nos unifica, el interior es lo que nos hace diferentes. Al igual que ocurre con esta propuesta artística que posee un denominador común en todas las obras, la bolsa de plástico, pero una gran riqueza de matices en el interior de cada una de ellas. Una serie de retratos embolsados.
Ante una sociedad plastificada, irreal, apostemos por lo natural, por la verdad de cada persona. Simplemente hagamos un ejercicio de honestidad con nosotros mismos y dejemos el plástico a un lado.
Ha llovido mucho, desde aquel ilusionante 1992, pero curro ha quedado en nuestro catálogo iconográfico con gran intensidad. Durante bastantes años me he dedicado a recopilar material de publicidad y merchandesing de expo 92 y particularmente de curro. Material que sirve de punto de partida y será parte de esta a esta serie en la que Curro como protagonista en multitud de situaciones, acumulaciones..., se convierte en protagonista de las obras pictóricas, una instalación cerámica, y pequeñas viñetas pop al mas puro estilo Haring conforman esta particular visión, de la conservación del patrimonio de la memoria icónica de 1992. treinta años después.”